Estos días se ha hablado mucho de la objeción de conciencia en medicina, a propósito del debate sobre si deben hacerse públicas las listas de médicos objetores al aborto.
Más allá del ruido político sobre el aborto, esto tiene que ver con nuestra profesion y por ello conviene recordar algunas cosas básicas.
Ser médico no es solo aplicar protocolos. Es tomar decisiones sobre personas, muchas veces en circunstancias que tocan lo más profundo: la vida, el sufrimiento, la muerte. En ese terreno, el código ético y la conciencia profesional no pueden sustituirse por una norma administrativa.
La objeción de conciencia no significa desobedecer la ley. Significa respetar la autonomía moral del profesional cuando una actuación entra en conflicto con sus valores más esenciales. Y debe ejercerse con transparencia, respeto y siempre garantizando que el paciente reciba la atención que necesita por otra vía.
Los pacientes, por su parte, tienen derecho a ser atendidos con normalidad y sin discriminación. Cuando acuden a un hospital no quieren saber las creencias de quien los atiende, quieren ser tratados. Ahí es donde los gestores sanitarios deben demostrar habilidad: asegurar la prestación sin vulnerar los derechos ni del paciente ni del médico.
Y sobre si debe publicarse quién objeta y quién no, la respuesta creo es que no. El artículo 16 de la Constitución Española protege la libertad ideológica y de conciencia. La Ley Orgánica 3/2021 de Eutanasia reconoce expresamente el derecho del profesional sanitario a objetar, y además garantiza su confidencialidad y la Ley Orgánica 3/2018 de Protección de Datos Personales consideran las convicciones éticas, morales o religiosas como datos especialmente sensibles, cuya publicación solo puede hacerse con consentimiento expreso del interesado. Hacer pública una lista de objetores no sería un gesto de transparencia, sino una vulneración de derechos fundamentales.
Pero por otro lado ¿para que se va publicar esa lista ? ¿ a quién beneficia publicar quien no quiere hacer tal procedimiento?( al paciente seguro que no) , ¿qué objetivo tiene realmente publicar esa lista ? No quiero pensar que sea para forzar a hacer un procedimiento que uno no quiere con tal de no salir en esa lista.
La conciencia no se publica, se respeta.
Y la buena gestión sanitaria no consiste en señalar, sino en armonizar derechos, para que el paciente reciba asistencia y el médico mantenga su integridad moral.
La medicina se basa en la confianza. Y sin respeto a la conciencia, la confianza se pierde.
Miguel angel delgado millan