Un artículo reciente publicado en “The lancet” se hace eco de esta circunstancia. Con datos de abril de este año muestra cómo en UK, de 6.500 enfermos ingresados en la UCI, solo había un tercio que no eran blancos, eran de otras etnias, cuando éstas solo representan un 13% de la población general. Sin embargo, del total de contagiados ingresados el 76% eran blancos y un 16% de esas etnias. Y si vemos la tasa de mortalidad en los pacientes negros de origen africano es 3,5 veces mayor, lo negros de origen caribeño 1,7 veces mayor y los pakistaníes 2,7 veces más.

¿Y en Estados Unidos? Allí estas etnias ocupan el 33% de las hospitalizaciones cuando solo representan el 18% de la población general.  Y en cuanto a la mortalidad, 92,3 pacientes por 100.000 en los negros africanos, 74,3 en los de origen hispánico, 45,2 en los blancos, y un 34, 5 en los asiáticos.

¿Recuerdan cuando los chinos estaban en España confinados antes que los demás, y todos los negocios cerrados?

Es verdad que muchas personas de esas etnias presentan más diabetes, hipertensión, enfermedades renales, obesidad, pero es obvio que ellos viven en zonas más densas, en casas más pequeñas y van más en transporte público.

¿Y qué ha pasado en Australia? Pues tras estudiar a los indígenas, solo había un 1% de afectados a pesar de que representa el 3,3% de la población. Y, sin embargo, los riesgos en esa población eran mucho mayores: 1 de cada 3 tienen enfermedades cardiovasculares, diabetes o enfermedad renal, las tasas de tabaquismo también son mucho más altas y durante la epidemia de la gripe NH1 las tasas de admisión en la unidad de cuidados intensivos y la mortalidad fueron unas 4 veces más altas con respecto a la población no indígena.

¿Será el vivir en zonas remotas y aisladas la solución de nuestro futuro?

Miguel Ángel Delgado – Director de MPG y BOARD en Cirugía