Uno de los enfoques más destacados es la implantación de condrocitos autólogos, una técnica desarrollada hace 25 años en Suecia para tratar lesiones cartilaginosas en la articulación de la rodilla. Este procedimiento de dos fases implica la extracción y el tratamiento enzimático de un pequeño fragmento de cartílago articular del propio paciente para aislar los condrocitos. Luego, estas células se cultivan y se inyectan en el defecto cartilaginoso mediante un pequeño parche cosido después de 6 a 8 semanas.
Recientemente, se ha introducido un nuevo producto llamado Spherox, que consiste en esferas celulares cultivadas a partir de condrocitos durante varias semanas. Estas esferas se pueden agregar directamente al defecto en la rodilla y, según un estudio publicado en 2020, un menor tiempo de cultivo se relaciona con mejores resultados clínicos. La ventaja clave es que no se requiere el parche cosido, ya que las esferas se adhieren en aproximadamente 20 minutos, lo que permite su administración de manera artroscópica.
Otro desarrollo prometedor es el producto Novocart, desarrollado en Alemania, que implica la suspensión de condrocitos en un hidrogel biocompatible. Este hidrogel se puede aplicar artroscópicamente o mediante un procedimiento mínimamente invasivo y se reticula en el lugar de la lesión. Los resultados de un ensayo clínico de fase III, publicados el año pasado, demostraron que el hidrogel es particularmente eficaz en el tratamiento de defectos cartilaginosos de gran tamaño, de entre 4 y 12 cm2.
A pesar de estos avances, es importante destacar que los líderes en el campo de la artrosis advierten sobre el uso de terapias no reguladas basadas en células madre. Muchos pacientes, desesperados por encontrar una solución, recurren a estas terapias que a menudo tienen un alto costo y carecen de evidencia científica sólida.
Según Joel Block, experto en medicina de Chicago, la terapia regenerativa para la artrosis debe proporcionar beneficios tanto estructurales como de alivio del dolor para ser considerada clínicamente útil y aceptada. Actualmente, no existen pruebas suficientes que demuestren la eficacia de las terapias con células madre para el dolor en la artrosis de rodilla, y es probable que los beneficios observados en algunos pacientes se deban al efecto placebo.
Es crucial tener en cuenta que la reparación o regeneración del cartílago no será considerada clínicamente relevante si no se aborda simultáneamente la mejora del dolor. Las agencias reguladoras no aprobarán terapias que no cumplan con estos requisitos fundamentales.
A medida que se desarrollan nuevas terapias regenerativas, es esencial seguir investigando, realizar ensayos clínicos rigurosos y garantizar la seguridad y eficacia antes de considerar su adopción generalizada. En última instancia, el objetivo es brindar a los pacientes opciones de tratamiento efectivas y respaldadas por evidencia para abordar la artrosis y mejorar su calidad de vida.
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