Cuando hablamos de vidas humanas, ¿por qué se sigue dando importancia a si va el ejército, la guardia civil, si es aquí o allá? ¿Y nadie pone el grito en el cielo a los que critican esa ayuda?
Eso sí, muchos aplausos a las ocho, pero luego pintan a los sanitarios el coche o a las cajeras les invitan a irse de su casa.
Y en cuanto a la comunicación, ¿se dio la suficiente gravedad a la epidemia cuando hacía falta? ¿es útil que nos hable tanto tiempo y tanta gente? ¿Los mensajes que se dan están siendo adecuados en momento y forma? ¿Los hacen expertos en comunicación? Los que tenían dar ejemplo, ¿lo dan? ¿Se está dando confianza a los empresarios para mantener el empleo? ¿Se está dando confianza a los estudiantes a seguir estudiando, si se les da el aprobado general? ¿Se ha hablado algo de turismo, cuando somos un país que depende del turismo?
¿Y qué decir tiene de la reconstrucción económica? Porque el pos “covid19” va a ser peor.
En los hospitales va a ser muy difícil volver a la normalidad. ¿Qué enfermos vemos primero, los que se quedaron en la lista de marzo, los más urgentes? Pero, ¿quién establece esa urgencia? ¿Tenemos que ver la historia de todos? ¿Los pacientes van a aceptar que se alargue su lista de espera? ¿Y quién los ve si estamos al 20% de capacidad operativa, mental y física? Y lo más importante, ¿vamos a poder hacerlo en las mejores condiciones? ¿Por qué cuando Ronaldo falla un penalti se entiende que estaba mal o que salía de una lesión? Y los sanitarios, ¿es que somos mejores?
Y en cuando lo económico, ¿en un país de pymes y pequeña empresa, son suficientes y han llegado a tiempo las medidas específicas para ellas? ¿Se ha dado la confianza adecuada para aguantar? ¿Alguien cree que los empresarios quieren deshacerse de los recursos humanos, su capital más valioso? ¿Se han acompasado las medidas tomadas con la capacidad operativa de los distintos componentes de la cadena (gestores, bancos, seguridad social, juzgados)? ¿Qué pasa con los créditos ICO?
Y con respecto a la renta vital, ¿se ha tenido en cuenta que eso puede dificultar el empleo, siendo seguro imprescindible para muchas familias? ¿Qué ha pasado con el PER? ¿O por qué han tenido que sumar el paro al trabajo remunerado en el campo, porque no sino se quedaban las cosechas sin recoger?
Por último, está claro que el gasto no es prioritario en estas circunstancias, pero, ¿alguien está fiscalizando que se hace eficientemente? ¿El estado o las autonomías no deberían ser quienes fiscalicen eso adecuadamente?
¿Estamos todos en nuestro ámbito trabajando con sentido de estado?
Muchas preguntas sin respuesta
Miguel Ángel Delgado – Director de MPG y BOARD en Cirugía