Equipo oncológico: donación de Amacio Ortega

El modelo más avanzado del mundo que sirve para radiar los tumores más escondidos es un acelerador lineal de electrones de fabricación estadounidense, y cuesta unos dos millones de euros. Esta nueva tecnología se desarrolló después de muchos estudios e infinitos cálculos, en un búnker bajo tierra porque este acelerador es tan potente que requiere un permiso del Consejo de Seguridad Nuclear.

En el hospital Meixoeiro de Vigo lo llaman Máquina 1 y ha situado al hospital en primera línea de la lucha contra el cáncer. Máquina 1 es una de las 290 que la Fundación Amancio Ortega ha donado, o se ha comprometido a donar, a hospitales públicos de toda España. En Vigo la estrenaron hace más de un año y hasta ahora ya ha servido para tratar a 250 personas con una precisión que antes no era posible.

Meixoeiro de Vigo es el primero de muchos. Le siguen cinco hospitales de Galicia -donde la fundación sancionó su primer acuerdo en octubre de 2015 por 17 millones de euros- y uno en Andalucía, el Reina Sofía de Córdoba. Pronto las máquinas de Amancio llegarán a las áreas de oncología de Cataluña, País Vasco, Canarias, Aragón… y, claro, a sus pacientes. Aunque en su mayoría son aceleradores lineales de última generación para radiar tumores también donará modernos mamógrafos.

No puedo entender que alguien critique una aportación que es beneficiosa para todos: para los pacientes, para el sistema sanitario y para los propios profesionales”, comenta junto a su enorme acelerador Manuel Salgado, jefe del Servicio de Radiofísica en el Hospital Meixoeiro de Vigo.

Víctor Muñoz Garzón, jefe del Servicio de Oncología Radioterápica de dicho hospital deja claro que con este equipo Varian modelo TrueBeam, llegado de Palo Alto en California, su hospital podrá tratar en una década a 5.000 pacientes aquejados de los tumores que están situados en lugares difíciles, cerca de órganos sensibles, como los tumores cerebrales, de cuello o de próstata. Sus ventajas -siempre para un determinado tipo de paciente, según el diagnóstico individualizado, subraya Muñoz- consisten en que el acelerador permite muchísima precisión a la hora de radiar al enfermo y con eso se reducen las dosis que reciben los órganos sensibles. “Además, puedes dar dosis más fuertes, de forma que se acorta la duración del tratamiento”, añade.

La razón de esta precisión es un brazo de última tecnología que dispara la radiación y un sistema de toma de imágenes que permite ver exactamente a dónde está llegando. El resultado para el paciente: las sesiones son más cortas (en vez de media hora, sólo dos o tres minutos) y los días de radiación se reducen (de 35 a 20 días para un tumor de cabeza; de 38 a seis para el de próstata…).

En varios puntos de España, los regalos de Ortega han sido cuestionados. Distintas organizaciones autonómicas pertenecientes a la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública (FDASP) han rechazado los millones con el argumento de que la sanidad pública debe financiarse con la fiscalidad y que el empresario lo que debe hacer es pagar más impuestos en España. Han hablado de “vergüenza ajena” o de “penetración de la ideología neoliberal en la utilización de la tecnología médica”…

 

Texto extraído de www.elmundo.com


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