Ya estamos de vuelta de estas ¿vacaciones?, porque descansar no creo que haya descansado mucha gente, y estamos en la cruda realidad.
Ayer tuve guardia y ya nos tocó decidir en situaciones límite.
¡Qué difícil es decidir sobre la vida de los demás!
Íbamos a operar de manera paliativa el lunes a una persona con un cáncer con metástasis, y con muy mal pronóstico.
El sábado se puso muy mala, y la verdad no sabíamos el origen, pero vimos que o hacíamos algo o se moría de manera irremediable. Consensuamos entre varios especialistas, vimos opciones de una manera u de otra, y hablamos con la familia.
En estos casos depende de cómo se lo digas y de la receptividad y espiritualidad de los familiares.
Al final decidimos tomar la decisión quirúrgica. Lamentablemente no encontramos la causa de ese devenir tan inmediato, y también otro especialista hizo otro procedimiento por si fuera la causa.
Nada no lo encontramos. La enferma sigue viva 24 horas después. ¿Ha servido para algo todo esto? Lo más importante ¿hemos hecho bien a ella? ¿era lo mejor para ella?
Miguel Ángel Delgado – Director de MPG y BOARD en Cirugía