Todo el mundo está con que si el plan que tenemos en España de desconfinamiento es el bueno o el malo.
Está claro que como esto siga parado, y la gente no vuelva a producir, se abran las tiendas, se pongan en marcha a mayor rendimiento las industrias, se vaya abriendo el turismo, que no olvidemos sigue siendo nuestro motor (a ver si aprendemos ahora a depender de otro sector), nos hundimos irreversiblemente.
Por otro lado, cada vez está más claro que sabemos menos del virus; si los contagiados producen inmunidad o no y, por tanto, cómo aislar y a quién aislar; quién empieza el desconfinamiento; ¿sirven los test?
Este fin de semana ha empezado el plan de desconfinamiento, criticable o no, acertado o no, pero al menos es un plan, una estrategia de cómo debemos hacerlo.
Todo el mundo habla del plan de Suecia, que parece lo está avalando la OMS.
Que Suecia es diferente lo ha dejado claro con su estrategia frente al coronavirus. Es el único país europeo que no ha impuesto las medidas de confinamiento Desde el inicio de la crisis, Suecia se ha desmarcado del resto de países europeos y, a diferencia también de sus vecinos nórdicos, ha evitado imponer restricciones severas y ha mantenido abiertos colegios y negocios.
Su plan se basa en asegurar “una propagación lenta de la infección sin saturar los hospitales” para que una parte de la población adquiera la inmunidad al virus, pero sin alcanzar “inmunidad colectiva” de forma rápida; como quería Reino Unido antes de recular e imponer duras restricciones.
La verdad es que el 50% de los trabajadores suecos desarrolla su labor desde casa. Los viajes en transporte público han disminuido un 50% en la capital y el tránsito en sus calles, un 70%. Para algunos expertos, la respuesta sueca está muy relacionada con su perfil demográfico: una baja densidad de población (unas 25 personas por kilómetro cuadrado) y más del 50% de hogares unipersonales.
Suecia es, con mucha diferencia, el país nórdico más perjudicado por el virus. Con casi 2.600 muertos, registra un ratio de 256 muertos por millón de habitantes (el séptimo en el mundo), mientras que en Dinamarca es de 78 (con un total de 452 muertos); en Noruega, de 38 (207), y en Finlandia, de 37 (206). Pero con un matiz, el principal problema en Suecia han sido las residencias: el 40% de las muertes.
Suecia no ha impuesto restricciones confiando en la responsabilidad de los ciudadanos y argumentando que es un modelo más sostenible a largo plazo. En Suecia sus ciudadanos han mantenido las medidas de seguridad, higiene y da la impresión que está viviendo en tiempo real lo que está pasando.
¿Protegerá la estrategia sueca a su economía? Para algunos analistas no se espera que -pese a no imponer medidas de bloqueo- Suecia no sufra el mismo impacto económico que otros países, a pesar de lo cual parece que el PIB podría reducirse en un 10% y el paro subir al 13’5%.
¿Se imaginan eso en España? ¿Somos nosotros igual de responsables cuando aplicamos la picaresca en todo momento? ¿Habríamos llegado de esa manera no hundir la economía? ¿Cuánto bajará de verdad el PIB en España? ¿Y cuánto aumentará el paro sobre lo que ya teníamos?
Miguel Ángel Delgado – Director de MPG y BOARD en Cirugía