El verbo discriminar, según la Real Academia de la Lengua, implica seleccionar excluyendo. La Constitución española, en su artículo 14, establece que «Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social».
Edad y comorbilidades: Aunque la edad en sí misma no debe considerarse un criterio de inclusión, podría resultar determinante a la hora de considerar el ingreso en UCI. No se trata de tomar decisiones de valor, sino de reservar los recursos que podrían volverse escasísimos a quien tiene “in primis” mayor probabilidad de supervivencia y secundariamente, a quien puede tener “mayor número de años de vida salvados”, en una visión de maximizar los beneficios para un mayor número de personas. Esto es el texto de uno de los protocolos para ingreso en UCi de uno de los hospitales en estos días.
En esta pandemia del COVID-19 el 95% de los muertos tiene más de 60 años. Los mayores de 80 años son el 67,20%, pero solo suponían el 7,02% de los ingresos en las UCI. ¿Están discriminados?
¿Es justo? ¿Ha sido solo ahora o pasaba antes? Lamentablemente no es algo puntual, es una percepción generalizada de la vejez asumida como normal desde hace tiempo por la sociedad, por la cual la vida y los derechos de las personas mayores no valen igual. En un estudio publicado en una revista de geriatría hace unos años se ponía de manifiesto que había clara discriminación sobre 20 cuestiones sanitarias (indicación quirúrgica, uso de tecnología, etc.) en los mayores de 65 años.
Eso sin contar la discriminación en asuntos tan primarios y fundamentales como pueden ser dónde vivir, la manera de hacerlo, la gestión de sus recursos económicos y de sus propiedades e incluso, de la gestión sobre su propio tiempo.
¿Lo hemos hecho nosotros con nuestros padres?
Esos mayores que son los que han levantado este país, los que han producido el mayor bienestar vivido en muchos años, los que tiene como lema “esto lo hago para que mis hijos vivan mejor” o los que en la crisis anterior han cargado con los nietos (y los hijos) tanto física como económicamente.
Esos mayores que ahora se les ha recluido en casa, se les ha restringido ir al hospital y a los centros de salud; esos mayores que se les ha limitado ingresar en UCI; esos mayores que se les confina en residencia y que ahora en la desescalada no se les deja salir.
¿Qué va a pasar ahora en el post-COVID-19? Uno de cada 5 españoles tiene 65 años o más. En poco más de cuatro décadas serán 1 de cada 3.
Los que tenemos 60 lo estamos viviendo ya muy de cerca. Ya somos nosotros. Hasta ahora siempre que veías los temas de los mayores eran muy lejanos, pero ahora que nos ha tocado, ¿quién no ha tenido un familiar, amigo, compañero que se ha muerto en casa, no ha entrado en la UCI o está solo en casa o residencia sufriendo lo indecible? ¿Quién de esta franja de edad no tiene un hijo que no le hayan echado, en el paro o no funcione su empresa? ¿Quién de nosotros no ha pensado “y si no me dejan entrar en la UCI”?
Ahora somos nosotros los que, a punto de retirarnos, vamos a tener que tirar del carro, los que hemos visto a nuestros padres indefensos, los que, ahora que ya te veías jubilado, vamos otra vez a tener que liderar con nuestra experiencia la reconstrucción.
No hay que volver a caer en los errores del pasado.
Miguel Ángel Delgado – Director de MPG y BOARD en Cirugía