Lo primero es recordar que el COVID-19 no es una enfermedad de transmisión sexual.

¿Hay menos sexo en estos días de epidemia? ¿Hay más? ¿Habrá babyboom en los próximos meses?

La verdad que es difícil contestar. Un dato: según una encuesta de la firma YouGov solo el 3% de las mujeres y el 5% de los hombres afirmaron que mantendrían relaciones sexuales durante el confinamiento.

La cautela empezó en los encuentros casuales o cualquier relación fuera de la pareja. Los portales de búsqueda de pareja y de encuentros infieles fueron los primeros que acusaron esta contención, disminuyendo el número de citas.

Está claro que el sexo no cura el COVID-19 (por lo menos que yo sepa no se ha hecho ningún ensayo que lo demuestre) pero, por lo menos, puede hacernos llevar mejor la cuarentena. El sexo no solo combate la ansiedad y el estrés, sino que además disminuye la presión arterial, nos hace dormir mejor, facilita la suelta de endorfinas y oxitocina, por lo que es un potente analgésico y no deja ser un perfecto ejercicio físico ahora que no podemos ir al gimnasio. Otro dato: una sesión de sexo intensa, durante 30 o 40 minutos, permite quemar hasta 200 calorías.

Pero, ¿se puede practicar sin temor a contagiarnos?

Por un lado, ni que decir tiene que hay que olvidar la promiscuidad ya que con cuantas menos personas estemos en contacto estrecho menos posibilidad habrá de contagiarnos. Y, por otro lado, como se transmite por gotitas al hablar es mejor no besarse; que se sepa no se trasmite ni por el semen ni por las secreciones vaginales; lo que no se recomienda es el sexo anal, ya que sí se ha cultivado el virus en las heces.

Por tanto. ¡Sexo de espaldas a ser posible, sin besarse, potenciando la imaginación y usando preservativo!

¿Y qué pasa con los que usan juguetes sexuales?  Pues que se vende casi un 50% más. Porcentaje que llega al 60% en el caso de Italia y al 135% en Canadá. ¿Y es? ¿Ahí no hay casi contagios?  Importante: habrá que limpiarlos adecuadamente, con jabón y agua (como siempre).

¿Hay otras alternativas? Como decía Woody Allen hay que hacer el amor con la persona que más quieres, con uno mismo. La masturbación estimula el sistema inmunitario al liberar dopamina y modular la serotonina que, entre otras cosas, nos hace ver las cosas de manera más positiva y mejora el sueño. ¿Saben que la reclusión ha aumentado la actividad de los portales porno casi un 12% en todo el mundo? Solo en España alcanzó un 61,3% más el primer día del confinamiento.

La cascada de infectados hace pensar que, de momento, ningún comportamiento sexual en pareja está libre de riesgo. Pero, ¿hasta cuándo? ¿Hay que esperar, como decía G. García Márquez en una de sus novelas más poéticas “El amor en tiempos de cólera”, 53 años?

Miguel Ángel Delgado – Director de MPG y BOARD en Cirugía