Hoy, dos de mayo, podíamos salir a correr. A las siete de la mañana ya estaba yo corriendo por el Paseo de la Florida de Madrid.

Y había mucha gente corriendo por las aceras. Aunque al pasar por el parque del Templo de Debod, como estaban caídas las cintas que ponía prohibido pasar, la gente empezaba a entrar.  Llegué al Intercambiador de Moncloa y cada vez había más gente; muchos en bici que se metían en el Parque del Oeste.

Personas mayores, muchas chicas y muchas bicicletas. Y también gente que iba en pareja paseando.

Muchos con prendas de abrigo (cuando entramos en el confinamiento hacía frio) y muy pocos, muy pocos con mascarillas. Yo sí la llevaba y gafas protectoras porque al sudar es cuando más te vas a tocar la cara con las manos, y por ello creo que es una medida útil (eso sí, esa mascarilla sudada la tiras luego).

Seguí mi andadura por la Puerta del Sol y me di cuenta cómo cada uno se ha ido adaptando a estas circunstancias. ¡La Mallorquina no abre hasta las diez! Y vende por globo. Lhardy está cerrado. La Chocolatería San Ginés cerrada. En la Plaza Mayor, todo cerrado. Al volver me paré en una panadería de pan de leña gallega, en la plaza de Herradores, y a las 8.30 había cola, ahora puedes pagar por tarjeta (una enseña de la casa era pagar solo con dinero) y entras y sales por otro sitio.

Policía, ninguna. Estos días atrás ibas al mercado que hay en la plaza de Mostenses y te paraban cada dos por tres y hoy, ¡ninguno en ningún sitio! Sí, uno, al que una madre preguntaba si podía primero hacer gimnasia, luego salir con el niño, luego salir con el padre (somos españoles).

Y hablando de la policía. Estos días me han parado siete u ocho veces y, la verdad, que entiendo que estemos todos nerviosos, pero me parecía como si tuvieran consignas de ser poco amables, como siempre lo son (a mí, que lo primero que hago es enseñar el carnet de médico, me hacían preguntas excesivas sobre de dónde venía, a dónde iba, si era el camino más corto… incluso me siguieron a ver si era verdad lo que decía).

Volví hacia casa y entré en la Gran Vía: mucha gente. Muchísima. Y mucha bici por toda la calle.

Miguel Ángel Delgado – Director de MPG y BOARD en Cirugía